Jul 17, 2020

Reseña: Maravilla - Lavyrle Spencer


Sinopsis

En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, en un tranquilo pueblo de Georgia, Will Parker responde a un anuncio en el que se solicita un marido. Elly Dinsmore es una joven de veinticuatro años, viuda y embarazada. Cuando Will aparece, está encantada de tener a un hombre en casa, sin importarle las habladurías. Poco a poco, Will y Elly se van tendiendo mutuamente la mano y van descubriendo una pasión profunda, que ninguno de los dos había sentido jamás.

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Nunca sé cómo empezar las reseñas de esta autora, porque, excepto en dos ocasiones en que no me convenció su libro totalmente, casi siempre me deja con tantas emociones acumuladas que me cuesta ponerlas en palabras. A esto se suma el hecho de que es mi autora favorita en romance histórico, lo cual hace que no sea nada objetiva hablando de sus historias. Pero, como siempre, intentaré contarles lo que sentí con este libro y porqué, en mi opinión, todas las fans del romance deberían darle una oportunidad.

Maravilla es, ante todo, una historia de amor. Pero no una historia más de amor, ni una "simple historia de amor". Es una novela que nos habla de cómo la vida de dos seres humanos que no esperan nada grandioso, y se limitan a vivir su día a día de la mejor forma posible, encuentran, el uno en el otro, todo eso que les estaba faltando y aún no lo sabían. Una novela sobre la vida misma, como todas las de Spencer; donde personajes que podemos ser nosotros mismos desnudan su alma para que el lector sienta, desde la primera página, que está ahí, con ellos, sintiendo exactamente lo mismo. 


La historia nos sitúa en un pueblito de Georgia, Estados Unidos, en los años 40. Aquí conocemos a Will Parker, un hombre de 30 años, ex convicto, que vaga de lugar en lugar trabajando para sobrevivir, sin un sitio al que volver, sin nadie que lo espere en ningún lado; y a Elly Dinsmore, una mujer de 24 años, viuda, con dos hijos y uno en camino. Él no tiene nada en el mundo, ella solo a sus  hijos y su granja venida abajo. Por eso, cuando Elly publica un anuncio buscando un hombre que se ocupe de la granja y viva con ella, Will, aunque lo duda al principio, decide presentarse. Y es entonces cuando empieza la verdadera historia de Maravilla, la de un hombre en busca de un lugar donde quedarse y la de una mujer en busca de ayuda para salir adelante. La de dos personas bastante solas en el mundo y con mucho para dar.

Antes que nada debo decir que de las 9 novelas que llevo leídas de Spencer, esta, sin lugar a dudas, esta en el nivel superior. Antes de leerla sabía, por otras opiniones, que es considerada una de sus mejores obras. Y sí que hay razones para eso. Es un libro mucho más complejo, más intenso y más desarrollado que los otros. Yo lo colocaría, de momento, a la altura de Los dulces años. 

Y ahora, ¿qué no decir de este libro? Podría resumirlo en que lo amé completamente y pasa a ser uno de mis favoritos. ¿Por qué? En primer lugar porque es una novela al más puro estilo Spencer, y este es el de la intimidad, la intensidad, las emociones, la vida misma. No me canso de repetir que esta señora tiene un don para hablar de los sentimientos, logra describirlos de una forma que traspasa la página y te hace sentir en tu propio cuerpo, en tu corazón, cada cosa que sienten los personajes. Esto es algo que yo, como lectora, valoro muchísimo. Que me haga sentir algo, y en el caso de Spencer no es algo, sino todo. Sentí, en mi propia piel, la tristeza de Will, sus nervios, sus miedos a no ser aceptado; sentí también los temores de Elly, su inseguridad, su amor por los niños, su deseo de cuidar y proteger a los que la rodean. Y, por supuesto, sentí, poco a poco, ese amor tan grande que solo Spencer puede narrar valiéndose de personajes tan pero tan sencillos y humanos.


En segundo lugar, los detalles. Este libro está hecho de detalles, y ¡qué placer conocer cada uno de ellos! Parece como si la autora hubiera elegido con total detenimiento qué objetos añadir, qué escenarios crear, qué palabras usar. Es hermoso conocer ese pueblito, su biblioteca, sus habitantes, la granja de Elly, las plantas y flores que la rodean... La ambientación es un placer a la mente, mientras leía pude sentir el sol en la cara, el canto de los pájaros, el zumbido de las abejas, el sabor de la miel, el calor del hogar. Acompañe a Will y Elly en su recorrido por la granja, en cada comida, en sus momentos con los niños. Sentí las miradas, las palabras no dichas, los roces, el deseo vibrante, la necesidad, el amor.  

Claramente con semejante narración (que para mí al menos es excelente) no es un libro para leer apurada. Es para degustar de a poco, es una historia que va menos a más, donde la relación entre los protagonistas se cuece a fuego lento (muy lento) y donde cada mínimo momento es clave para el resultado final. Sin embargo, nunca resulta aburrido, no es pesado de leer, por el contrario es adictivo y tan atrapante que pasa el tiempo y una se pierde entre sus páginas y se olvida de todo lo demás. 


En el libro pasan muchas cosas, hay muchísimos momentos memorables, tiernos, dulces, de esos que te hacen cosquillas en el estómago al leerlos. Y todo gracias a los protagonistas que son únicos y hermosos, en todos los sentidos. Tomarles cariño no cuesta nada y por eso se disfruta tanto leer su día a día, sus avances, los cambios que se van dando alrededor de ellos y dentro de ellos. En este sentido la novela transmite melancolía, nostalgia y mucha dulzura. Hay, también, momentos tristes que me hicieron llorar y querer abrazar a Elly y Will, después de todo la novela está ambientada en un momento previo a la guerra y hay situaciones difíciles que hacen sufrir a los protagonsitas y al lector. Pero incluso en esa dureza que Lavyrle Spencer a veces añade a sus historias también hay belleza. 

Casi siempre digo que los protagonistas masculinos de Spencer son mi prototipo de hombre ideal. No son millonarios, no son hombres exitosos, no tienen el mundo a sus pies y no se creen superiores a nadie. Son humanos en el mayor sentido de la palabra, humildes, trabajadores, sencillos, sufren como cualquiera, trabajan para salir adelante y lo que tienen lo consiguen porque se esfuerzan; son hermosos por fuera, pero también por dentro, y por eso me encantan. Will Parker no es la excepción, pero prefiero que lo conozcan ustedes y descubran la maravilla de protagonista que es, porque si lo describo no termino nunca esta reseña. Simplemente voy a decir que lo amé.


Elly pasa a mi top de protagonistas Spencer favoritas. ¡Qué mujer! La adoré completamente, no solo es una persona que desborda bondad por todos sus poros, sino que es una madre en mayúsculas. Es tan cuidadosa, tan dulce y cariñosa, tan considerada, tan.... tantas cosas. Es maravillosa. Me encantó su relación con los niños, su forma de tratar a Will, su manera suave de querer llegar a él, su humildad. En este aspecto amé que la autora narrara, como siempre, no solo un amor romántico entre hombre y mujer, sino también un amor puramente humano, de madre, de amiga. Amor humano, amor por la naturaleza, amor por las cosas simples, amistad, todo eso aparece en este libro.

Quiero destacar algo más que amé de este libro (aunque ya sé que se nota que amé todo) y es la intimidad. Pero no hablo de una intimidad sexual, porque si bien la hay (y es maravillosa), lo que en realidad destaca en esta novela es la intimidad no sexual. Con esto me refiero a los momentos e infinidad de detalles que crea la autora para desarrollar la relación de los protagonistas. No creo haber leído antes otro libro tan íntimo, intenso e, incluso, con escenas tan sensuales que no tiene nada de sexuales: las miradas, los roces, las palabras, los gestos, las caricias, el cuidado de una persona por la otra, el amor puesto en un plato de comida por parte de Elly, el amor puesto en el cuidado de la granja por parte de Will. Eso y miles de pequeñas cosas más hacen que la historia sea tan intensa y compleja a la vez que sencilla. Spoiler Escenas como la de Will ayudando a Elly a parir o mirándola con amor mientras ella amamanta, me parecieron sublimes. Fin spoiler

Por supuesto el talento que tiene Lavyrle Spencer para describir momentos sexuales y no tan sexuales no tiene comparación. Para mí hace poesía al describir un beso, hace que una caricia parezca un terremoto... Les dejo una pequeña muestra de lo que hablo:

No fue un beso apasionado, sino un contacto lleno de inseguridades. Vacilante. Indeciso. Una unión del aliento más que de la piel. Mil preguntas encerradas en el roce trémulo de dos bocas tímidas mientras sus corazones tronaban y sus almas buscaban.


Hacia el final hay un poco de tensión y está el miedo a que pase lo peor, pero.... El final es ♥ único. 
Quiero destacar también a los personajes secundarios, especialmente a la señorita Beasley, la bibliotecaria. Un personaje hermoso. 


Después de todo lo dicho no quedan dudas de que este libro me enamoró completamente. Maravilla es una historia de amor en mayúsculas que creo cualquier lectora que se anime a ella le va a encantar. Protagonistas hermosos, escenas únicas, sentimientos a flor de piel, emociones alteradas en ciertas partes y un final que te deja con una sonrisa pintada y esa sensación de plenitud por todo lo que viviste leyendo.


Puntaje: 5/5


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